Las causas precisas de tumores cerebrales  desde siempre han sido el centro de investigaciones que aún no se han podido resolver con exactitud. Pero la medicina y la tecnología avanzan a pasos tan agigantados que hoy en día es posible hacer una operación de cerebro a una persona despierta. Donde los profesionales son capaces de visualizar la actividad cerebral en tiempo real.

Hoy, en Martes Saludables, vamos a hablar sobre los tumores cerebrales con el Dr. Ivo Tremont, quien es neurólogo y oncólogo en el hospital Methodist en la ciudad de Houston en los Estados Unidos.

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¿Cuáles son los tipos de tumores cerebrales que existen y cuáles son sus posibles causas?

Existen dos grandes grupos de tumores cerebrales: los primarios y los secundarios. Y aunque sus causas, en la mayoría de las situaciones no se pueden identificar con precisión. El Dr. Tremont nos explica según su analogía sobre el sistema de “control de calidad del cuerpo”. Que la causa principal de un tumor cerebral se debe a una falla en este sistema.

  • Tumor cerebral primario: Es el que nace y se genera únicamente dentro del cráneo o dentro del cerebro.
  • Tumor cerebral secundario: Es el que se origina de otro órgano, como por ejemplo la mama, el pulmón o el tracto gastrointestinal. Es un tumor metastatizado que crece en el cerebro porque encuentra las condiciones ideales para hacerlo. Es además el grupo más frecuente.

Analogía del “control de calidad del cuerpo” según el Dr. Tremont

El Dr. Tremont, tiene una analogía propia para dar a entender de dónde viene la causa de un tumor cerebral. Nos explica que el cuerpo humano es como una fábrica que genera productos en serie, que son: las células, la piel, los pulmones, los ojos, el cerebro, etc. Esta fábrica de nuestro cuerpo tiene un sistema de control de calidad que detecta cualquier producto defectuoso. Es decir, una célula que tiene una mutación, que ha tenido un cambio en su composición genética. Esto a su vez hace que se comporte anormalmente, que no funcione bien o que empiece a reproducirse de manera incontrolable. Y es precisamente de allí de donde vienen los tumores.

Cuando el sistema de control de calidad detecta que hay un problema en la producción, destruye el producto defectuoso. Y es algo que está constantemente haciendo. Pero lamentablemente este sistema no es del todo perfecto, ya que tiene una vida media prolongada. En algunas personas funciona muy bien y nunca falla hasta que llega a una senescencia o una edad donde ya se acabó y se cerró el ciclo.

Como este sistema de control de calidad muchas veces falla, permite que estos productos defectuosos se comiencen a acumular y es cuando se presenta el cáncer en cualquier lugar del cuerpo.

¿Qué es lo que determina que el sistema falle?

Aunque en la gran mayoría de los casos no sabemos exactamente por qué ocurren los cambios esporádicos en el sistema genético. En el caso de los tumores cerebrales primarios se ha hablado mucho de exposición a plantas químicas o de tomar agua contaminada con elementos químicos. Pero desafortunadamente no existe una prueba contundente que determine esta causa con precisión.

La realidad es que existen muchas variables y es ese el constante desafío de la epidemiología, encontrar respuestas y hacer estudios que puedan probar resultados. Por otro lado, hay muchos estudios que toman en cuenta diferentes variables que confunden o que compiten. Y se terminan generando más dudas sobre si un tumor es realmente producto de las aguas contaminadas, del aire o producto de ambos.

En el caso de los tumores cerebrales todavía no es posible tener una precisión de la causa, como ocurre por ejemplo con el cáncer de pulmón. Donde se puede identificar que la contribución del cigarrillo es una causa potencial. Siendo el cigarrillo la toxina que hace que el sistema de control de calidad no funcione y se termine formando un tumor de pulmón.

¿Cuáles son los síntomas de un tumor cerebral?

Hay tres grandes grupos de síntomas que pueden alertar la presencia de un tumor cerebral. Estos se califican según la edad del paciente de la siguiente manera:

Síntomas de un tumor cerebral en pacientes infantiles y adolescentes

En los niños y adolescentes predominan los tumores que bloquean el tránsito del líquido cefalorraquídeo en el sistema nervioso central. Este líquido cumple con la función de proteger al cerebro y debe circular de manera normal. Pero la presencia de un tumor bloquea con frecuencia la vía de salida del líquido y produce una hidrocefalia, cuya etimología significa «cabeza de agua». Es decir, hay una obstrucción en la circulación del líquido cefalorraquídeo que hace que comience a aumentar la presión intracraneal, porque no existe un drenaje libre y normal.

En estos casos el paciente comienza a presentar dolores de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, empiezan a dormir mucho, a perder el equilibrio y a caerse. Sin embargo, estos síntomas pueden variar su secuencia entre un paciente y otro, incluso en algunos pueden presentarse todos al mismo tiempo o en una secuencia relativamente rápida.

En estas situaciones el paciente termina en una sala de emergencia, donde al hacerle una radiografía, se observa que hay un bloqueo del líquido cefalorraquídeo por un tumor. Y es cuando se opta por determinadas medidas de emergencia para desbloquear la obstrucción. Esto se hace por medio de un sistema que se encarga de desviar el líquido.

Síntomas de un tumor cerebral en adultos entre 18 y 45 años

En este grupo se presentan generalmente las convulsiones de tipo epiléptico, que dependen de la ubicación del tumor. Si el tumor se encuentra ubicado cerca de las zonas que controlan el habla, la persona comenzará a tener problemas repentinos con el habla. Comenzará a balbucear o a decir cosas no tienen sentido. Este problema se suele confundir mucho con los problemas de accidentes isquémicos transitorios o una enfermedad cerebro vascular, pero no lo es. Es en realidad una convulsión focalizada que remeda a un accidente cerebrovascular.

En este grupo, la convulsión es el síntoma de alarma, ya que es como un cortocircuito que indica que algo está pasando. Frente a estas situaciones, el paciente es trasladado de emergencia al centro de salud, donde al realizar la radiografía se identifica el tumor.

Generalmente, se ha visto la convulsión como un valor de supervivencia, en el sentido de que, en general, se capta el tumor cuando tiene un tamaño que es tratable. En este sentido, es posible hacer una resección completa donde la persona puede ser que no requiera de otro tipo de tratamiento, aunque el tumor haya sido maligno.

Síntomas de un tumor cerebral en pacientes adultos desde 45 años en adelante

En las personas mayores de 45 años, mayormente se suelen presentar síntomas de tipo cognitivos, que se describen de la siguiente manera: El paciente comienza a darse cuenta de que no es la misma persona, que no suena igual, que suena confundido o que está perdiendo la memoria a corto plazo.

Estos síntomas no son tan precisos como una convulsión o como una obstrucción de las vías del líquido cefalorraquídeo. Si no que más bien traen cambios de personalidad y algunas veces dolores de cabeza. Que en la gran mayoría de los casos se suelen asociar con la edad.

El Dr. Tremont, recomienda que no se desestimen estos síntomas y que no los familiaricen con la edad, ya pueden estar alertando la presencia de un tumor cerebral. Ya que muchas veces el paciente atraviesa un proceso de negación donde no acepta lo que está pasando. Es muy importante actuar e investigar que puede estar ocurriendo con la presencia de estos síntomas, hasta descartar un problema de salud serio.

Diferencias entre los tumores cerebrales malignos y benignos

La diferenciación de un tumor maligno y un tumor benigno es relativa, ya que estos adjetivos se obtienen de lo que el patólogo detecta en la microscopía. Donde los tumores malignos son células que morfológicamente se ven muy anormales, es decir, son células cancerígenas que pueden llegar a matar al paciente en corto tiempo. Sin embargo, dentro del espectro de la malignidad de los tumores, muchos de ellos son tratables, controlables y hasta curables. Mientras que hay tumores benignos, es decir, que no están formados por células cancerígenas. Que son difíciles de tratar y que dependiendo donde están localizados podrían llegar a matar al paciente.

Por lo tanto, la distinción entre maligno y benigno en muchos casos es relativa. Un ejemplo clásico de ello es el meningioma, que es tal vez el tumor primario cerebral más frecuente.

El meningioma es benigno y se presenta mayormente en las mujeres. Esto se debe a que la progesterona es uno de los principales receptores que estimulan a la proliferación de estas células en las meninges. Hay muchos meningiomas que son realmente benignos y que no hacen ningún daño. Mientras que hay otros que, aunque no se portan de la misma forma, también son considerados benignos.

Todo esto quiere decir que, en la diferenciación entre maligno y benigno, estamos perdiendo muchos detalles. Hay benignos que pueden ser letales y hay malignos que se pueden tratar y la persona puede llevar una vida lo más cerca posible a lo normal.

¿La cirugía es la única forma de tratar un tumor cerebral? ¿Existe otra forma de tratarlos?

Para identificar con exactitud y clasificar el tumor cada vez es más importante obtener tejido de la lesión, tomar una muestra o de ser posible extraerlo. Para un tumor primario que es generalmente maligno, la cirugía es esencial. Así como también lo es para los meningiomas o lesiones metastásicas que vienen de la mama, del pulmón o de otros órganos.

Cuando se trata de linfomas, es decir, cáncer de las células de los linfocitos. Que a veces puede metastatizar al cerebro u originarse del cerebro (linfoma primario del sistema nervioso central) la cirugía tiene un papel secundario. Para este tipo de cáncer será la biopsia la que determine el tratamiento. Estos pacientes se benefician principalmente de la quimioterapia, de la radioterapia o de ambas.

En el caso de los meningiomas, en ocasiones estos suelen crecer más de lo que habitualmente pueden hacerlo. Cuando esto ocurre es apropiada la radioterapia, aunque sea un tratamiento mayormente utilizado para tumores malignos.

Cirugías del cerebro sobre pacientes despiertos

La tecnología en las salas operatorias ha evolucionado de manera tal que ahora se puede contar con un equipo de resonancia magnética dentro de la sala operatoria. Es decir, se pueden tomar imágenes en tiempo real, para asegurarse de que el cirujano está haciendo lo correcto y que se está removiendo la mayor parte o todo el tumor.

Cuando los tumores están ubicados en el hemisferio dominante, que en el 95 – 98% de las personas es el del lado izquierdo, es importante localizar dónde está el habla. Porque si el tumor está encima o está infiltrando la zona del habla, no vale la pena hacer la operación y hacer que la persona pierda el habla por una situación donde el tumor va a persistir.

La biología de los tumores cerebrales

Según nos indica el Dr. Tremont, la biología de los tumores cerebrales se describe de la siguiente manera: los tumores tienen un centro que es como el ojo de un huracán y a su alrededor están todos los vientos moviéndose. Estos vientos se traducen como células que se encuentran moviéndose de manera periférica. Esto quiere decir que, al momento de la cirugía, el cirujano va a poder tomar lo que se observa en la imagen. Pero lo que se encuentra fuera de la imagen que son las células en movimiento se quedan en el organismo del paciente. Por lo que no tiene sentido hacer una cirugía de este tipo cuando el tumor está localizado en zonas elocuentes como el centro del habla.

Procedimiento de craneotomía en un paciente despierto

Lo que se hace en esta situación es que se localiza dónde está la zona del habla manteniendo al paciente despierto. Se anestesia la parte de la incisión, se abre, se remueve la parte del hueso, se expone el cerebro y se comienza a estimular. El cerebro no tiene receptores para el dolor, es decir, que lo pueden manipular o tocar y al paciente no le dolerá. Ya que la estimulación receptora del dolor se encuentra en las meninges. Cuando estas se estiran producen dolor, es decir, cuando se tiene un dolor de cabeza o migraña, son las meninges las que están provocando el dolor y no el cerebro mismo.

Mientras se va realizando esta cirugía, el paciente va repitiendo un comando o una orden. Por ejemplo, se le pide que mueva una mano, que mueva los ojos y que comience a hablar. Mientras el paciente sigue las órdenes, el cirujano con los electrodos va acercándose a las zonas elocuentes del cerebro. Cuando comienza a observar que el habla del paciente empieza a cambiar ya identifican que en esa zona no pueden intervenir porque van a producir daños.

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