Muchas personas sienten que la información médica está escrita en otro idioma. Los términos técnicos, las instrucciones complejas de los medicamentos o incluso los formularios de salud pueden resultar difíciles de comprender.

De hecho, la mayoría de las personas tienen un nivel bajo de alfabetización en salud, es decir, dificultad para encontrar, entender y usar información relacionada con su bienestar.

¿Qué es la alfabetización en salud?

Se trata de la capacidad de acceder y comprender datos médicos para tomar decisiones informadas. Algunos ejemplos son:

  • Seguir correctamente las indicaciones de un profesional de la salud.

  • Medir y administrar las dosis de los medicamentos.

  • Llenar formularios médicos sin errores.

  • Encontrar información confiable en internet.

  • Leer e interpretar resultados o investigaciones médicas.

Retos comunes al recibir información médica

Cualquiera puede sentirse confundido, y las razones varían:

  • Barreras de idioma: Jae-min, por ejemplo, no entendió la palabra “contraindicaciones” en la farmacia.

  • Fuentes poco confiables: Clarence dejó de usar insulina porque vio un video en línea que prometía curar la diabetes con hipnosis.

  • Sobrecarga emocional: Heather, estudiante de enfermería, se sintió incapaz de procesar la información cuando recibió un diagnóstico personal de cáncer de mama.

Factores que influyen en la comprensión

El nivel de educación, el idioma, el estrés, la situación económica y el acceso al sistema de salud afectan la capacidad de entender y aplicar información médica.

Tener una buena alfabetización en salud ayuda a:

  • Reducir errores con los medicamentos.

  • Evitar visitas innecesarias a emergencias.

  • Prevenir enfermedades y manejar condiciones crónicas.

  • Tomar decisiones saludables, como controlar la presión arterial o mantener una dieta equilibrada.

Cómo participar activamente en tu salud

Todos tenemos derecho a entender la información sobre nuestra salud. Para aprovechar al máximo cada consulta:

  • Haz preguntas claras: pide que el profesional hable más despacio, use dibujos o escriba las instrucciones.

  • Confirma lo que entendiste: repite con tus palabras lo que crees que significa la explicación.

  • Consulta recursos confiables: solicita folletos, páginas web o grupos de apoyo recomendados.

  • Ve acompañado: un familiar o amigo puede ayudarte a tomar notas o preguntar lo que olvides.

  • Busca apoyo cultural o lingüístico: algunos hospitales ofrecen servicios específicos, como grupos comunitarios o intérpretes.

La clave es no quedarse con dudas. El equipo de salud quiere que las personas salgan de cada consulta seguras de cómo cuidarse.

 

Fuente: Mayo Clinic

 

 

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