Los riñones: guardianes del equilibrio interno

Los riñones son los encargados de mantener el delicado equilibrio químico del cuerpo. Su función principal es filtrar los desechos y mantener el nivel adecuado de agua, sales y minerales en la sangre.

Cuando los riñones dejan de funcionar correctamente, puede desarrollarse la enfermedad renal crónica (ERC), una afección progresiva en la que la función renal se deteriora con el tiempo. Esto provoca la acumulación de toxinas, líquidos y electrolitos, afectando distintos órganos y sistemas.

Las posibles complicaciones incluyen enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, debilidad ósea, anemia y hasta daño cerebral. En los casos más graves, la ERC puede avanzar hacia una insuficiencia renal terminal, también llamada enfermedad renal en etapa final.

Lo más preocupante es que 9 de cada 10 adultos con ERC no saben que la padecen, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.

 

Diabetes y enfermedad renal: una relación estrecha

Alrededor de 1 de cada 3 personas con diabetes también presenta enfermedad renal crónica.

Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 pueden provocar daño renal, aunque la segunda es mucho más común y representa entre 30% y 50% de los casos de ERC y enfermedad renal terminal.

La diabetes se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre debido a una producción insuficiente de insulina, la hormona que permite transformar el azúcar en energía.

“Los altos niveles de glucosa son tóxicos para los nervios y los vasos sanguíneos, y los riñones son un gran conjunto de vasos sanguíneos”, explica el Dr. Ivan E. Porter II, nefrólogo del Mayo Clinic en Jacksonville, Florida.
“La glucosa alta provoca cambios químicos que generan proteínas en la orina, y eso desencadena cicatrices y fibrosis en el riñón.”

Este círculo vicioso puede ser complejo:

  • Demasiada glucosa daña los riñones.

  • El daño renal reduce la capacidad del cuerpo para manejar la insulina.

  • Esto puede empeorar la diabetes preexistente.

No todas las personas con diabetes desarrollarán ERC, pero es fundamental mantener el control de la glucosa, realizar controles renales periódicos y adoptar hábitos que protejan la salud de los riñones.

 

Hipertensión y enfermedad renal: una presión peligrosa

Casi la mitad de los adultos estadounidenses —más de 120 millones de personas— padecen hipertensión arterial. Esta condición es otro factor clave en el desarrollo de la ERC.

El CDC estima que 1 de cada 5 personas con presión alta también tiene algún grado de daño renal.

“La hipertensión daña los vasos sanguíneos, y los riñones dependen de una red de capilares llamados glomérulos para filtrar la sangre”, explica el Dr. Porter.
“El exceso de presión termina generando cicatrices con el tiempo.”

La hipertensión puede ser tanto una causa como una consecuencia de la enfermedad renal. Por eso es vital controlar la presión arterial regularmente, incluso fuera del consultorio médico, y consultar con un profesional sobre cómo prevenir o tratar esta condición.

 

El poder del trabajo en equipo médico

Manejar la ERC junto con la diabetes o la hipertensión requiere un enfoque multidisciplinario. Un equipo de atención integral combina la experiencia de distintos profesionales de la salud para diseñar un plan de tratamiento personalizado.

Este equipo puede incluir:

  • Un nefrólogo (especialista en riñones).

  • Un endocrinólogo (especialista en diabetes).

  • Un cardiólogo, un nutricionista o un especialista vascular, según el caso.

“Tener varios expertos colaborando al mismo tiempo mejora los resultados”, afirma el Dr. Porter.
“Cuanto más integrada sea la atención, mejores serán los beneficios para el paciente.”

Si no sabés por dónde empezar, pedí una derivación médica a un especialista o contactá la línea gratuita de información de la National Kidney Foundation.

 

Cuidar los riñones es cuidar todo el cuerpo

Tanto la diabetes como la hipertensión son condiciones tratables. Con diagnóstico temprano, seguimiento médico y hábitos saludables —como mantener una dieta equilibrada, controlar el azúcar y la presión, y hacer actividad física—, es posible proteger la función renal y prevenir complicaciones graves.

Los riñones no solo filtran tu sangre: también equilibran tu vida interior. Cuidarlos hoy puede marcar la diferencia en tu salud mañana.

Fuente: Mayo Clinic – Newsroom

 

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