La preeclampsia y la eclampsia son condiciones graves durante el embarazo que involucran un aumento de la presión arterial, lo que puede causar una serie de problemas de salud si no se tratan a tiempo. Aunque la preeclampsia afecta a una de cada 25 mujeres embarazadas en Estados Unidos, si no se maneja correctamente, puede evolucionar hacia la eclampsia, una condición rara y severa que puede causar convulsiones. En este artículo, la Dra. Whitney Booker, experta en medicina materno-fetal de NewYork-Presbyterian, nos explica cómo estas condiciones afectan tanto a la madre como al bebé y cómo se pueden tratar.
¿Qué son la preeclampsia y la eclampsia?
Ambas son condiciones que pueden generar una serie de complicaciones si no se tratan rápidamente:
- Preeclampsia: Es una enfermedad en la que la presión arterial de la madre aumenta, afectando diversos órganos como el hígado, los riñones y causando problemas de coagulación. En los casos más graves, puede llevar a eclampsia.
- Eclampsia: Es una complicación de la preeclampsia que causa convulsiones y puede llevar a un estado de coma si no se trata.
¿Cómo afectan la preeclampsia y la eclampsia a la madre y al bebé?
Sin tratamiento adecuado, estas condiciones pueden causar graves problemas tanto para la madre como para el bebé. Para la madre, pueden ocurrir complicaciones como insuficiencia renal, problemas hepáticos, derrames cerebrales y dificultad para respirar. En cuanto al bebé, pueden causar parto prematuro, bajo peso al nacer y, en los casos más graves, muerte fetal.
Síntomas de preeclampsia y eclampsia
Los principales síntomas de preeclampsia incluyen:
- Presión arterial elevada: Más de 140/90 mmHg, o incluso 160/110 mmHg en casos graves.
- Hinchazón en el cuerpo: Especialmente en las manos, piernas, pies, cara o todo el cuerpo.
- Dolores de cabeza severos.
- Visión borrosa o pérdida temporal de la visión.
- Dolor abdominal (generalmente en el lado superior derecho).
- Dificultad para respirar.
Los síntomas de eclampsia incluyen los mismos, pero también se presentan convulsiones, lo que la convierte en una emergencia médica.
¿Cuándo debo consultar a mi médico?
Si experimentas alguno de estos síntomas o te sientes «extraña» durante el embarazo, es importante consultar a tu médico de inmediato. El diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son clave para evitar que la preeclampsia evolucione hacia eclampsia y garantizar la seguridad de la madre y el bebé.
¿Cómo se diagnostica la preeclampsia y la eclampsia?
El diagnóstico de preeclampsia incluye la medición de la presión arterial, análisis de sangre, pruebas de función renal y hepática, y análisis de orina. En el caso de la eclampsia, el diagnóstico se realiza detectando las convulsiones y la presencia de preeclampsia.
¿Quiénes están más en riesgo?
Las mujeres más jóvenes, como las adolescentes, y las que se embarazan después de los 40 años tienen mayor riesgo de preeclampsia. Además, las mujeres que han tenido preeclampsia en un embarazo anterior, las que tienen gemelos o más, o las que sufren de enfermedades crónicas como hipertensión, enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad, también están en riesgo. Las mujeres afroamericanas y latinas tienen una mayor probabilidad de sufrir estas condiciones.
Tratamiento de la preeclampsia y la eclampsia
Una vez que se diagnostica la preeclampsia, se monitorea a la madre y al bebé de cerca. En los casos graves, el único tratamiento eficaz es dar a luz al bebé y a la placenta, en el momento más seguro posible. El tratamiento de la preeclampsia puede incluir medicamentos para reducir la presión arterial y, en algunos casos, se debe inducir el parto para proteger la salud de ambos.
¿Pueden causar problemas de salud a futuro?
Las mujeres que han tenido preeclampsia o eclampsia tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, hipertensión crónica y accidentes cerebrovasculares más adelante en la vida. Es crucial que hables con tu médico para realizar un seguimiento adecuado de tu salud a largo plazo.
¿Se puede prevenir la preeclampsia?
Aunque no hay una forma garantizada de prevenir la preeclampsia, el ácido acetilsalicílico (aspirina) en dosis bajas durante el embarazo puede reducir el riesgo en mujeres con mayor probabilidad de padecerla. Mantener un estilo de vida saludable antes y durante el embarazo, como controlar la presión arterial y el peso, es esencial para reducir el riesgo.
La preeclampsia y la eclampsia son condiciones graves, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, se puede garantizar la seguridad de la madre y el bebé. Es fundamental seguir todas las recomendaciones médicas y asistir a todas las citas prenatales para detectar posibles complicaciones a tiempo.
Fuente: New York Presbyterian
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